Emprender a los 83 años: Ana Hilda Carrero demuestra que no hay edad para nuevas metas
- No hay edad para dejar de cumplir metas
Para Ana Hilda Carrero, la edad no es un obstáculo para seguir aprendiendo y reinventándose. A sus 83 años, Ana se siente como si tuviera 20, 30 o 50 años. Su curiosidad y deseo de aprender no han disminuido con el tiempo. Ana se ha convertido en una inspiración a través de su Instagram, donde comparte su don para cocinar y su calidez humana.
En su hogar en Maturín, lejos de su natal Mérida, Ana dirige su negocio "Los Bokados de Ana", que fundó en 2015. Este emprendimiento se dedica a la elaboración de entremeses y postres criollos. La idea surgió cuando un local comercial solicitó arroz con leche, y Ana se ofreció a prepararlo. A pesar de una pausa durante la pandemia de 2020, el negocio continuó con el apoyo de la Fundación Empresas Polar.
Ana se define como una maestra jubilada a los 55 años, pero siempre curiosa y con ganas de aprender cosas nuevas. Después de su jubilación, comenzó a explorar la cocina y desarrollar recetas, convirtiendo su afición en un negocio.
El modelo de negocio de "Los Bokados de Ana" se basa en la distribución de productos en locales de Maturín y en degustaciones mensuales. Sus mermeladas, desde sabores tradicionales hasta innovadores, han recibido elogios de expertos como el periodista gastronómico Miro Popic.
Ana también ha llevado su negocio al ámbito digital, ofreciendo talleres online para compartir sus recetas y consejos culinarios con sus seguidores en Instagram, donde cuenta con más de 11 mil seguidores.
Emprender en Venezuela presenta desafíos significativos, pero Ana ha superado las barreras gracias a la formación, el apoyo de otros emprendedores y su perseverancia. A pesar de los obstáculos, Ana ha encontrado formas de reinventarse y continuar con su negocio, buscando siempre soluciones a los problemas.
Ana quiere ser un ejemplo tanto para jóvenes como para personas mayores, demostrando que siempre es posible continuar y reinventarse a pesar de las adversidades. Su pasión por la cocina y su deseo de compartir su esencia a través de sus recetas le dan energía y vitalidad, incluso después de la pérdida de su hija mayor durante la pandemia. Para Ana, la clave de la felicidad en la tercera edad es regalar un poco de su esencia a través de sus creaciones culinarias.