¿Está en riesgo la economía británica? Keir Starmer responde a los aranceles de Trump

El primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, ha expresado su profunda preocupación por la reciente imposición de aranceles del 25% por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, a las importaciones de acero y aluminio británicos. Esta medida ha generado inquietud sobre sus posibles repercusiones en la economía del Reino Unido y en las relaciones comerciales transatlánticas.

Durante una sesión en la Cámara de los Comunes, Starmer manifestó su decepción ante la decisión de Estados Unidos y subrayó la importancia de proteger los intereses nacionales y a los trabajadores de la industria siderúrgica británica. Afirmó que su gobierno está llevando a cabo una evaluación detallada de las implicaciones de estos aranceles y que todas las opciones, incluidas posibles medidas de represalia, están siendo consideradas.

El líder liberal demócrata, Ed Davey, sugirió la posibilidad de imponer aranceles a productos estadounidenses, como los vehículos eléctricos, en respuesta a las acciones de Trump. Starmer, aunque no descartó esta opción, enfatizó la necesidad de un enfoque pragmático y destacó la importancia de la relación histórica entre el Reino Unido y Estados Unidos. Recordó que ambos países han compartido sacrificios en conflictos pasados y que es esencial mantener una colaboración estrecha en tiempos de incertidumbre global. 

Además, Starmer subrayó que el Reino Unido no se verá obligado a elegir entre fortalecer lazos con Estados Unidos o con la Unión Europea. Afirmó que es posible y necesario trabajar conjuntamente con ambos aliados para garantizar la seguridad y prosperidad del país. Esta postura busca equilibrar las relaciones internacionales y evitar tensiones adicionales en un momento crítico para la economía global. 

En este contexto, el gobierno británico continúa explorando vías diplomáticas para resolver las disputas comerciales y minimizar el impacto negativo en las industrias nacionales. La situación sigue evolucionando, y se espera que las próximas semanas sean determinantes para el futuro de las relaciones comerciales entre el Reino Unido y Estados Unidos.