Mónica Torres Amarillas; Memoria De Una GUERRERA


Sentí un orgullo enorme al competir llevando el grito de ¡Gooooooyaaa! en cada poro, y llevando a mi querida UNAM en el corazón.

Mis inicios en el Tae Kwon Do fueron en el CCH Sur y no paré ni cuando entré a estudiar Derecho en Ciudad Universitaria.

Conseguí para México: 2 Medallas Olímpicas, una en Seúl 1988 y otra en Barcelona 1992. Además, 4 medallas en competencias mundiales: en el Primer Campeonato Mundial Femenil en Barcelona 1987, en el Segundo Campeonato Mundial Femenil en Seúl 1989, en el Campeonato Mundial Universitario de Santander en 1990 y en la Copa del Mundo en Madrid, también en 1990.

En 1988 y 1991 gané dos medallas en el Campeonato Panamericano en Lima, Perú y San Juan, Puerto Rico, respectivamente. También obtuve medallas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en México, en 1990.

En 1989 me hice con el Premio Nacional del Deporte, el mayor reconocimiento deportivo a nivel nacional, siendo el primero en la disciplina de Tae Kwon Do.

Quiero contarles que para mí, como pionera en competencias de TKD, no fue tan fácil competir en campeonatos internacionales. No era suficiente con ganar los torneos de selección y ser elegida para el equipo nacional o ser campeona nacional.

La primera selección nacional femenina se formó en 1986 rumbo a la Copa del Mundo en Estambul, Turquía. Nos reunieron para entrenar en el Comité Olímpico, pero después de unas semanas de preparación, nos informaron que la Federación de TKD no tenía presupuesto para la categoría femenina. Así que nos quedamos con la ilusión y la emoción.

En 1987, se armó el segundo equipo nacional femenil y afortunadamente logré ganarme un lugar en él. Nos enteramos de que la Federación no tenía dinero para apoyar a la rama femenil, pero esta vez mi familia se puso las pilas y juntó recursos para los gastos.

Mi entrenador, José Sámano Hernández, organizó una fiesta para juntar dinero para el boleto de avión, y la UNAM también me ayudo para reunir el dinero que faltaba.

 Gracias a todo esto, pude asistir al primer campeonato mundial femenil y hasta me colgué una medalla de plata.

Mientras estaba en el campeonato mundial en Barcelona, nos enteramos de que el TKD participaría en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 al año siguiente, ¡qué emoción! Solo iban a ir los países mejor posicionados: 4 por continente.

De nuevo gané el torneo selectivo, pero luego nos dijeron que la categoría femenil tampoco iría a los Juegos Olímpicos por falta de dinero. Ya para entonces estaba estudiando derecho y mis compañeros y la comunidad universitaria se enojaron un buen con la situación. Se organizaron y se fueron de boteo salón por salón para ayudarme, a pesar de que un año antes había conseguido la medalla de plata mundial. ¡Así que llegué a Seúl gracias al apoyo de todos y me traje la primera medalla olímpica femenil en taekwondo para México!

Después de los Juegos Olímpicos en diciembre de 1988, logré calificar para representar a México en el Primer Campeonato Panamericano Femenil en Lima, Perú.

Sin embargo, la falta de recursos para la selección femenil complicó las cosas, y además, el cambio de gobierno dejó a la nueva administración sin fondos. Tuve que tomar cartas en el asunto y buscar el dinero por mi cuenta. Recuerdo haber acudido a la CODEME, donde el Ing. Pascual Ortíz Rubio era el presidente. Le pedí apoyo como seleccionada nacional, pero él estaba entregando la administración al siguiente gobierno y no contaba con recursos. A pesar de esto, sacó dinero de su saco y me apoyó, diciéndome: "Es lo que tengo", lo cual alcanzó para mi boleto de avión. Siempre estaré agradecida por su ayuda. Gracias a ello, logré obtener la medalla de oro.

En 1989, con la creación de la CONADE como el organismo rector del deporte y Raúl González como titular, se tomó el control de la Federación de Tae Kwon Do para realizar una reestructuración completa. A partir de entonces, ningún seleccionado nacional se quedaría sin apoyo económico después de ganar un torneo selectivo.

En 1989, volví a ganar un lugar para participar en el segundo campeonato femenil en Seúl, Corea, llevándome la Medalla de Plata. Así fue como comencé mi preparación para los segundos Juegos Olímpicos rumbo a Barcelona 1992, donde decidí retirarme a nivel competitivo.

Esto es solo una parte de mi experiencia como pionera en la práctica del Tae Kwon Do. Más allá de los logros y triunfos en la adversidad, mi mayor satisfacción ha sido abrir camino y servir como ejemplo para las niñas de nuestro país. A partir de 1988, cada vez más niñas acudían a las escuelas (doyangs) para practicar, ya que dejó de ser considerado exclusivo para hombres, y algunos compañeros ya no nos veían como intrusas. Esto también se logró en gran medida gracias a la amplia difusión en los medios de comunicación.

El Tae Kwon Do ha evolucionado a lo largo del tiempo, impulsado por cambios en las reglas de competencia. Cuando empecé, era un Arte Marcial en su forma más pura.

Hoy en día, el soporte de la tecnología se hace presente a través de los petos electrónicos que detectan el contacto de menor intensidad, lo que ha cambiado la dinámica con mayor rigor, fuerza y contacto. Sin embargo, como deporte, ha conservado su filosofía y disciplina, a pesar de que se ha reducido un poco su espectacularidad.

El deporte, al igual que la sociedad, siempre está en constante cambio.

Mónica Torres Amarillas; forma parte del TOP 100 DESTACADAS MUJERES LÍDERES DE MÉXICO 2024, un evento avalado por COEPRIN en el que son seleccionados solo quienes han alcanzado un alto grado de desempeño en México.